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LANCIA KAPPA SW 2.0 TURBO. 1996-1997

written by Héctor Jáñez 24 noviembre, 2021
LANCIA KAPPA SW 2.0 TURBO. 1996-1997

 

Como fiel amante del automovilismo italiano, Lancia ostenta de forma vitalicia un lugar especial en mi memoria. En 1990, el Delta HF Integrale devastaba por doquier los tramos de rally, llevándose a su terreno los fulgurantes trofeos de la novísima etapa del Grupo A. Mientras tanto, algunos de los altos cargos de la firma transalpina acudían a sus oficinas a bordo de singulares siluetas poco familiares.. O quizás, excesivamente familiares.

El Lancia K (838) fue un basto turismo que, a pesar de nacer como un vehículo plenamente incomprendido, ofreció unas configuraciones de calidad, quizás solo equiparables a las de los Mercedes-Benz de la época. Para la mayoría, lo más tentador de entonces hubiera sido hacerse con una unidad coupé, dotada de un motor V6 o Turbo. Sin embargo, la versión SW con motor 20V Turbo de 1998, bajo mi punto de vista, hoy en día sería uno de los vehículos italianos por excelencia para realizar de forma admirable algunas de las mejores rutas del país.

 

 

Hablamos de un buque capaz de cobijar a sus pasajeros cual aposento georgiano, presentado en el Salón del Automóvil de Turín de 1996. Es ahí precisamente donde nacería la producción del modelo, con motivo de un consorcio entre Lancia y Pininfarina, el cual cedía los derechos de ensamblaje al carrocero italiano en su propia planta de Turín. Tiempo atrás, se habría ejecutado bajo el mismo proceder la manufactura de su predecesor, el Lancia Thema SW.

La opulencia de su interior, esbozado al detalle, contrastaba de forma radical con el comportamiento de su mecánica; todo un salón rodante, abarrocado, ¡pero consagrado inicialmente con un motor Delta Integrale Evo 2! El Kappa SW fue un coche de tirada muy limitada, tanto, que, según las cifras de Lancia, en algunos países europeos como Francia sus ventas se vieron limitadas a tan solo 68 unidades. Además, éstas se harían en su totalidad bajo el acabado LX, dotado entre otras cosas, de asientos de cuero firmados por el fabricante de muebles Poltrona Frau, que contaban con función eléctrica, de memoria y calefactable. Otra particularidad eran sus lunas tintadas en azul Solextra, y como Pininfarina también insistió en diseñar toda la estructura de la zona de carga como parte de los interiores, el maletero al completo se presentó forrado con una gruesa moqueta de gran calidad. Otro de los aspectos importantes de los limitados LX, era que todos ellos iban asociados a una caja de cambios manual de 5 velocidades, y estéticamente, a unas llantas Speedline de 15 pulgadas.

 


Siguiendo la estela de Mercedes y sus Clase E, Lancia también lanzó su buque insignia en versión Coupé y Sport Wagon.


 

 

La fiebre del marquísmo volvió a hacer estragos sobre vehículos tan sugestivos como este. Y es que estamos en una época en la que el concepto premium, comenzaba a castigar de forma asidua a firmas que arrollaban en el mercado en cuanto a contingencias y evolución tecnológica, como la propia Citroën. Esto se justificaba, no por el propio concepto premium en sí, si no por una banalidad tal como el logo que cada vehículo luciese en el capó. ¿Por qué esta reflexión? Es simple; conducir un Lancia Kappa SW 2.0 Turbo recién salido del concesionario, suponía un desembolso en torno unos 55.000 € actuales, un precio superior al de por ejemplo, un BMW 528i Touring de aquella época. ¿Existía entonces una notable brecha de calidad/prestación entre ambos? En mi humilde opinión, no, pero todos sabemos que para las masas, no es lo mismo llevar un logo de BMW que uno de Lancia. He ahí el quid de la cuestión.

Junto con el FIAT Coupé, el Lancia Kappa SW fue el último vehículo italiano que cobijó el fastuoso bloque Lampredi de doble árbol. Los infames impuestos italianos que lastraron durante décadas a los motores de más de 2.0 litros, fueron sino un aliciente para la longevidad de esta mecánica, que si bien ya partía en su versión catalizada del Thema con 205 cv, alcanzó su culmen en los más conocidos Delta HF.

 


No sería hasta 1998 cuando Lancia sustituía el veterano Lampredi de 16V por el Straight-5 Turbo de 220 cv que había estrenado el FIAT Coupé. Ambas motorizaciones fueron ofrecidas en el Kappa SW.


 

 

A pesar de que era un coche completamente enfocado a la comodidad y repleto de concesiones hacia sus pasajeros, su motor despertaba de forma ruidosa, enérgica, con un turbocompresor gestionado por la élite de la vieja escuela. Todo un contraste entre apariencia y carácter, que define escrupulosamente la tan famosa abstracción Sleeper que años después se puso tan de moda entre los aficionados al automóvil. En definitiva, este familiar de altos vuelos, con un sello personal de Pininfarina, es un coche tan basto y tan barroco, que personalmente me apasiona. Es por eso que veía necesario dedicarle este pequeño espacio, para que tú, apasionado del automóvil, seas consciente de su furtivo carisma si alguna vez tienes la suerte de cruzarte con alguna de las escasas unidades que permanecen rodando.

 

 

 

 

 

Fuente: Classicdriver.

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