Pocos años después de la abolición de la era dorada del DTM/ITC en 1996, esta jerarquía sufrió un efímero despertar en su trayectoria que, bajo la humilde opinión de un servidor, supuso el último coletazo fidedigno de la compositora esencia que catapultó a la parrilla reina en lo que a turismos se refiere. Los tiempos venideros, mal que les pese a algunos, han supuesto para muchos de los amantes de estas carreras, un insípido brebaje que incluso en la actualidad trascurre sin pena ni gloria por las ahora marchitas sendas del motorsport.
Mejor retrocedemos 20 años, hasta los comienzos del nuevo milenio donde Opel, sin efecto 2000, había programado una maquinaria que no solo estuvo a la altura de un predecesor envidiable como lo fue el Calibra V6 4×4, si no que podría decirse que en términos generales, alcanzó la consecución de resultados de su propio maestro. Para delimitar la nueva etapa, la categoría pasó a llamarse Deutsche Tourenwagen Masters, un nuevo formato que supuestamente durante sus inicios partía de las bases reescritas en el ITC de 1995. Con cierta incertidumbre se iniciaron en exclusiva tres firmas alemanas, estando Audi presente además de forma extraoficial con ABT Sporstline, de manera que, se podría decir que tan solo Opel y Mercedes apostaron de lleno por la nueva categoría.
BMW no se involucró en la nueva DTM, si bien proponía una serie internacional en lugar de una que se centrase únicamente en Alemania.
La serie alemana STW había servido para no aletargar la actividad de los equipos en la disciplina, así pues, Holzer, Phoenix o Irmscher, habituales del supertouring con sus Vectra, se involucraron de lleno en la renovada DTM portando el prominente Opel Astra Coupe que ves sobre estas líneas. El encargado de trazar aquel esbelto programa fue Opel Performance, quien con el soporte mecánico de Spiess Tuning ensamblaron un motor V8 de 4.0 litros que rendía 460 cv.
Los tiempos habían cambiado y los coches asentados en las parrillas, aunque parecían solaparse sobre los modelos de calle, ya no albergaban tantas similitudes con estos como en etapas pretéritas. Cocinado en el túnel de viento de Stuttgart a través de los sistemas más evolucionados del mundo, se realizaron multitud de ensayos y horas de simulación para dar a luz a la nueva carrocería que revestiría al liviano chasis Astra Coupe de apenas 1.100 Kg.
En la parte trasera se asentaba uno de los apéndices aerodinámicos más decisivos en un coche de carreras, aunque no tanto como los ingenieros lo hubieran deseado, si bien debían tratar con un reglamento cuyas restricciones técnicas no eran precisamente las más benevolentes. Por consiguiente, se invirtió un mayor esmero sobre el tratado de flujo de aire en la parte inferior del coche. Las graduales aletas tomaron forma para intensificar las fuerzas hacia el asfalto, y el feroz difusor que custodiaba la zaga canalizaba el aire en una cooperación de contrastes de presiones entre la parte superior e inferior del coche, que resultaba en las tan deseadas downforce.
Uno de los valores más brillantes del Astra Coupe V8 fue su elaboración aerodinámica, resuelta mediante un cx de 0,28.
Aquella temporada Dunlop suministró los neumáticos a toda la parrilla, y como los sistemas de antibloqueo ABS estaban prohibidos, el equipo de frenos se formó por igual a través de un estándar que había redactado la serie: Discos ventilados de 380 mm, junto a pinzas de aluminio de seis pistones firmados por AP Racing. Más que suficiente para detener severamente un conjunto que con poco sobrepasaba la tonelada.
El comienzo de la temporada no pudo ser más prometedor para los Opel, con dos de los Astra Coupe del Phoenix y el Holzer, finalizando la primera ronda de Hockenheim en tercer y cuarto puesto respectivamente. La segunda ronda celebrada en junio tenía lugar en el Motorsport Arena Oschersleben, donde Manuel Reuter y su Astra Phoenix lograron conquistar el evento con un primer puesto. Progresivamente, un ya veterano Bernd Schneider fue ganando terreno hasta subyugar la temporada con su AMG-Mercedes CLK, para terminar proclamándose campeón de aquel año. La siguiente temporada trascurrió de forma similar a la anterior, con Schneider como campeón, y sería el francés Laurent Aiello quien lo lograría un año después a bordo de un Audi TT-R del equipo ABT.
Sin saber muy bien el motivo, en 2004 Opel decide relevar al Astra Coupe en aras de posicionar el basto Vectra GTS, un vehículo más pesado, dotado de menor dinamismo, peor coeficiente de penetración y que por si fuera poco, no ofrecía ninguna primicia tecnológica, si bien mantenía el V8 de 4.0 litros que se había explotando previamente sobre sus hermanos pequeños. El coche no tuvo ningún éxito y constituyó apenas un escueto historial de dos temporadas para la marca.