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Coches en miniatura. La escala de la pasión.

written by Héctor Jáñez 21 noviembre, 2020
Coches en miniatura. La escala de la pasión.

Mucho antes de tener uso de razón, los coches se consagraron como el principal delirio de mi vida. Así lo atestiguan mis padres. Apenas había levantado un metro del suelo, mi única obsesión durante mis incursiones a las jugueterías o kioskos, era la de poseer un nuevo vehículo a escala. Tenía especial predilección por Majorette y Burago. Esto se repetía cada navidad, durante mi reclamo a los Reyes Magos donde gran parte de mis deseos terminaban manifestándose en juguetes de cuatro ruedas. Con la adolescencia llegaron las revistas, y un poco más tarde los coches a escala real, pero la obsesión por seguir acumulando piezas de colección en los estantes de mi cuarto permaneció en casa de forma indefinida. Hasta hoy.

Lejos de ser juguetes, las miniaturas a escala han logrado configurar su propio universo. Aficionados de todo el mundo pujan por unidades limitadas e incluso algunos, se atreven a personalizar algunas piezas convirtiéndolas en únicas.

A día de hoy considero que los coches a escala son objetos de culto al automóvil real. Lo especial no es su valor económico, que también, (hay que reconocer que éste no es precisamente un vicio barato) si no el valor sentimental que se esconde detrás de cada unidad. Las horas de búsqueda, la ilusión que precede al paquete que llegará y por el cual, consultas a cada momento el estado de envío. Todo eso y más implica un valor añadido que no se compulsa con dinero. Bueno, en ocasiones, si la cifra es considerable….

 


En muchas ocasiones la dificultad no está en el precio, si no en la exclusividad. Es muy complejo encontrar ciertas unidades. Has de estar en el sitio adecuado, en el momento ideal. 


 

Bromas aparte, desde tiempos remotos, el automóvil ha sido inmortalizado no solo en las tradicionales imágenes, si no en infinidad de unidades a escala. Éstas forman parte de la historia, capaces de evocar tantísimas memorias con tan solo reposar en el estante de nuestro salón, custodiadas por sus vitrinas. Por ejemplo, es fácil trasportarse a la era del Grupo B si accedes a una de las baldas de mi colección. En ella, descansan las unidades más legendarias que han escrito la historia de los rallys. Lo mismo sucede con la sección de Superturismos, o con mi preferida, la de Porsche.

Mi colección personal se compone principalmente de unidades a escala 1/43. Pienso que es la medida más equilibrada, teniendo en cuenta cuatro factores que para mí son elementales a la hora de iniciarse como coleccionista: calidad, presupuesto, variedad y espacio.

 


Las escalas se refieren a las diferencias de tamaño entre la miniatura y el coche de tamaño real, es decir: La escala 1/43 nos indica que el tamaño de la miniatura es 43 veces inferior al de un coche real.


 

En escala 1/43 tenemos fabricantes como Spark o Hpi-Racing, que pueden llegar a ofrecer calidades realmente buenas. Además, su tamaño no es lo suficientemente reducido como para que comiencen a perderse abruptamente los matices, como sucede habitualmente en las unidades de 1/64.

– En cuanto a presupuesto, tenemos de todo. Por lo general, los precios de piezas con cierta singularidad en escala 1/43, siempre estarán un porcentaje por debajo de los de un tradicional 1/18. Digamos que esta escala presume de la horquilla de precios más razonable del mercado para el coleccionista medio.

– La variedad es cuanto menos exuberante. Marcas, modelos de competición, clásicos o prototipos.. Cualquier coche que imagines, probablemente se haya representado a escala 1/43. En escala 1/24 o 1/18 la cosa es bien distinta.

– Por último tenemos el factor espacio. Sí. Ese bien tan preciado cuando te das cuenta de que tu colección comienza a alcanzar unas cotas considerables, y pronto empiezan a brotar los: – ¿Y ahora dónde meto éste? Para iniciarte en el coleccionismo tienes que ser consciente de que vas a requerir de un espacio importante que se adecue a ello. Si andas escaso en amplitud y tu idea es emprender una nueva aventura con los de 1/18, espero que dispongas de un buen trastero, porque tus piezas van a pasar más tiempo almacenadas junto al polvo que exhibiéndose en sus estantes, su lugar natural.

 


Cada pieza es una pequeña capsula del tiempo, colmada de pulcros detalles artesanales que valen cada céntimo.


 

Con las miniaturas a escala tenemos la posibilidad de viajar a otra época, donde los coches tenían personalidad, donde los diseñadores trabajaban bajo un haz de locura y donde los conductores, bueno; eran conductores de verdad. Del mismo modo, tenemos la posibilidad de inmortalizar este incierto presente para así ofrecerle a nuestros hijos, una diminuta parte del legado tecnológico del ser humano, del nacimiento y la extinción del automóvil como concepto primigenio. A escala, por supuesto.

Crecer, y en cierto modo madurar bajo paredes revestidas con imágenes del Porsche 930 o del Ferrari F40, no hizo más que enfatizar el hecho de que, siendo adulto, conseguir una pieza a escala de sendos vehículos y de muchos otros, imantase una ilusión equivalente a la de un niño. Pocas cosas más poderosas en el mundo que la ilusión de un niño. ¿Verdad?

 

 

Las imágenes de este artículo pertenecen a mi colección personal.

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