Por Héctor Shavershian.
Saab, una compañía que comenzó sus andanzas en el mundo del automovilísmo tras haber estado implicada en la producción aeronáutica, sufrió un turbio final sesgando un culebrón de casi cuatro años. Tras la compra de los restos activos de la compañía sueca por parte de la empresa NEVS, se confirmó que todos los vehículos que saliesen de la factoría china lo harían bajo su propia marca. Es decir, se confirmaba la inamovible extinción de Saab. Como empresa descollante en la turboalimentación, Saab desaparecía del mercado, no sin dejarnos un producto verdaderamente exclusivo, tanto por sus cualidades, como por su limitada producción. Se trata del Saab 95 SportCombi, un familiar muy especial del que únicamente se produjeron 35 unidades.
Esta versión presentada en el Salón de ginebra de 2011, apenas unos días antes de que cesara definitivamente la producción en las instalaciones de Trollhättan, se convirtió en un objeto de culto para la comunidad Saab, donde encontrar una de estas unidades a la venta se ha convertido en todo un evento. Recientemente, uno de los últimos casos fue la puesta en venta de la unidad número 10, uno de los que lució como modelo para las pocas imágenes promocionales que existen del modelo. Incorporaba un motor diésel de 2.0 litros y doble turbocompresor para rendir 190 cv. También disponía de tracción integral XWD y acabado Aero.
La superficie acristalada de su zaga mostraba una clara inspiración aeronáutica.
Como era habitual, por entonces los problemas financieros era lo que principalmente ocupaba a la compañía sueca, y no solo eso. En 2009, tras la bancarota de su matriz, General Motors, la marca sueca quedo desamparada, pereciendo inminentemente al perder su sustento financiero. Al igual que en las versiones berlina, el 95 SportCcombi utilizaba la plataforma Epsilon de GM, también utilizada para los Opel Vectra C o los Chevrolet Malibu, aunque el cierre final del proyecto se finiquitase de forma independiente por parte de los suecos.
Aunque con el desarrollo del modelo se pretendiese contender hasta el último suspiro de la entidad sueca, el 95 SportCombi llegaba tarde e incapaz. En diciembre de 2011, tras la combinación de sucesos que venían resquebrajando los cimientos de Saab y los numerosos rumores de compra, se hacía oficial la quiebra definitiva de la empresa. Como consecuencia, la producción del entonces reciente Saab 95 SportCombi quedó reprimida por la falta de liquidez. El trágico desenlaze de la marca término con unas escasas 35 unidades que posteriormente fueron subastadas en Suecia por los liquidadores de Saab.
Mientras que algunas unidades fueron subastadas por cantidades de 16.000 euros, actualmente no encontraremos ninguna por menos de 60.000.
Hoy en día solo se conoce el paradero de 27 de las 35 unidades que se fabricaron, de hecho, 18 de ellas formaban parte del desarrollo de las pre series concebidas en la planta de Friggeboa. Unidades que por otro lado fueron subastadas por irrisorias cantidades en torno a los 16.000 euros. El resto de los SportCombi con sus diferentes acabados y motorizaciones, se fabricaron en la línea de producción de Trollhättan. Actualmente existe un dominio web destinado al seguimiento de estas unidades. En el, se puede encontrar un registro con los nombres de los propietarios y el emplazamiento de las unidades.
Un diseño que parte claramente de su homónima berlina, pero que al llegar a su zaga, su creador, Jason Castriota, quería dejar latente una clara inspiración en la aeronáutica. Mide exactamente lo mismo que su homólogo berlina, superando los 5 metros de largo para disponer de un maletero de 527 litros, que alcanza los 1.600 si se abaten los asientos traseros. Sin duda, este Saab hubiera sido un duro rival para algunos alemanes.
A pesar de su escasez, el modelo está construido sobre una plataforma y unas mecánicas perfectamente testadas en otros vehículos.
Actualmente, la adquisición de una unidad como está debe ser toda una proeza. De hecho, en su día, la compra de aquellas unidades se convirtió en una caótica rifa donde sus afortunados propietarios tardaron unos cuantos meses, incluso años, en obtener los permisos de circulación tras los tediosos procesos burocráticos de las homologaciones unitarias. A pesar de todo, la mayoría de unidades ruedan por países escandinavos y Alemania, pero también se sabe que algunas de ellas fueron a parar a destinos diferentes.
A pesar de todas las idiosincrasias que han rodeado al modelo, la mayoría de los afortunados dueños son seguidores incondicionales de la marca y afirman estar encantados con el modelo. A través de diferentes portales y redes sociales, muchos de ellos están en contacto y se tratan personalmente para compartir todo tipo de información o curiosidades sobre el modelo. Al final, el 95 SportCombi, a pesar de sufrir un prematuro cese, consigue mantener más latente que nunca la pasión por una desdichada Saab.
También hay que destacar que en la producción de este caprichoso Saab hubo una abeja reina. Y es que solamente una de las unidades salió de la planta de Trollhättan con el propulsor V6 turbo de 2.8 litros y 300 cv. Homologada para circular en Noruega y denominada como 95 SportCombi Turbo6 Aero, hace unos meses se pudo ver a la venta por la friolera de 90.000 euros.
Lastrada por la quiebra de General Motors, en Saab no pudieron culminar aquellas efusivas intenciones de engrosar sus ventas mediante su último cautivador proyecto. Este, cargado de ilusión y carisma, no solo se ha convertido en un objeto de culto para los acérrimos de la marca, si no que se consagra como rareza prematura, tanto por su paradójica historia de nacimiento y cese, como por su esporádica exclusividad.