Acaba de comenzar el mes de diciembre y el reloj marca las 10 de la mañana mientras circulas relajadamente con tu humilde turismo hacia tu cita matutina del domingo. De momento, no tienes más perspectiva que la visión panorámica que te ofrece la avenida Princes Highway, en el sureste de Melbourne, Australia. De pronto, la sección de deportes de la radio llama tu atención. Precisamente hoy, domingo, día 2, el interlocutor menciona de nuevo la celebración de la última carrera de la temporada del Campeonato Mundial de Resistencia. El motivo de tal revuelo, es que la cita tiene lugar en el trazado de Sandown Park, situado en Springvale, apenas a media hora en coche desde tu ubicación actual. Todo el mundo está impaciente por ver como finalmente el legendario Stefan Bellof es coronado campeón. No hay más opción, es él.
De pronto, algo llama tu atención. Sin perder el hilo de la trayectoria, intentas enfocar tu visión hacia la ventanilla derecha, donde se avista una enorme masa, de escasa altura, que va acompasada con un profundo y contenido graznido. El sonido es muy singular, conocido.. Como el un poderoso Flat.. ¿Qué demonios..? ¡¡Es un Porsche 956 del equipo Rothmans!! No puedes dar crédito, y lo primero que te viene a la mente es que se trata de una escena dirigida por el propio Richard C. Sarafian. Pero no. Es un auténtico Porsche del Grupo C, el mejor Grupo C de todos, y además, la unidad propia con la que el campeón Stefan ha venido deleitándonos durante toda la temporada.
Todo esto tiene una explicación, aunque no deja de ser una escena casi surrealista en los anales del Motorsport. El propio Alan Hamilton, ex-piloto y figura de los deportes del motor, declaró en aquel entonces que había cedido sus instalaciones, situadas en Noble Park, para que algunos de los equipos participantes en el evento realizaran allí sus labores. A pesar de que durante mucho tiempo las fotos dieron lugar a un sin fin de leyendas, la única reconocible es que los Porsche hicieron un breve viaje de escasos kilómetros, desde la propiedad de Hamilton, hasta el trazado de Sandown Park. Es durante el trayecto por Princes Highway, donde algunos dichosos se toparon con un tesoro que inmortalizar. Aún más emocionante debió ser la escena en la que la Volkswagen T2 utilizada para el soporte del equipo, se cruzó en mitad de la avenida para que los tres chasis pudieran realizar sin penalización un “complejo” giro en forma de U. Y digo complejo en base a las especificaciones de aquellos coches. Durante largo tiempo, cuando las fotografías fueron difundidas, corrieron rumores de que los chasis venían desde el propio aeropuerto de Tullamarine. Así llegaron un sin fin de vanalidades más, pero lo cierto es que la historia solo tiene un camino. El camino hacia la victoria de los 1000 Km de Sandown.
Aquel día, como era de esperar, Stefan Bellof, junto con su compañero Derek Bell, lograron la victoria australiana. El legendario Stefan contaba un título más en su cuenta personal, y además, el segundo puesto fue agenciado para sus compañeros de equipo, Alan Jones y Vern Schuppan.
Imágenes vía: Tradeuniquecars.