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Oldsmobile Custom Cruiser 1992. Quizás los bárbaros familiares no tengan descendencia teutona.

written by 12 Cilindros 30 mayo, 2017
Oldsmobile Custom Cruiser 1992. Quizás los bárbaros familiares no tengan descendencia teutona.

Por Héctor Shavershian.

En la actualidad, los coches familiares con tendencias deportivas están a la orden del día. Incluso en muchos de los casos que todos conocemos, las pretensiones de ese carácter deportivo ya no se limitan a ser una tendencia, si no un hecho mucho más evolucionado. De esta manera, marcas como Volvo o Audi son referentes en la historia y producción de mecánicas progresistas de alto rendimiento ocultas bajo una ‘modesta’ carrocería familiar. La cuestión es que si nos paramos a analizar detenidamente otros mercados, quizás no se deban atribuir todos los méritos a los colosos europeos.

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A comienzos de los años 90 el ciudadano norteamericano había decidido relevar las exitosas carrocerías familiares para remplazarlas por lo que ahí denominan como minivan, (un monovolumen) o bien por las tendenciosas camionetas patrias, que no son más que lo que conocemos por pickup. Para aquellos que seguían valorando el auténtico servicio, y porqué no, el encanto de las versiones familiares, sorprendentemente durante aquellos años solo se ofrecerían tres opciones en todo el mercado norteamericano. Todas ellas procedían de General Motors.

El Custom Cruiser se concibió sobre la base del Chevrolet Caprice, aunque Oldsmobile nunca llegó a emular la versión sedan. 

El consorcio resultante de GM daba como resultado la producción de un mismo modelo de coche, con distinta marca y denominación. De esta forma, la versión Custom Cruiser de Oldsmobile se situaba entre los Chevrolet Caprice y los Buick Roadmaster. Como último modelo familiar producido por la extinta Oldsmobile, en 1991 el Custom Cruiser adquirió uno de los cambios más significativos desde su aparición a mediados de los 70.

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Los Estados Unidos disponen de una vasta población, por lo que al reducirse prácticamente al mínimo las ofertas de sedanes patrios con carrocería familiar, la demanda del Custom Cruiser pareció aumentar significativamente, a pesar de que este ya no fuese el concepto de moda en el país de las barras y estrellas. Por consiguiente, Chevrolet y Buick pasaron a ofrecer las homólogas versiones del Cuatom Cruiser bajo su sello y denominación particular, manteniendo también en producción a sus equivalentes sedanes de mismo chasis, mientras que por el contrario, Olds solamente produciría la versión wagon. El modelo solo se ofreció con un único acabado, y se diferenciaba de sus hermanos de GM por unas sobrias distinciones en su frontal y su zaga, que se centraban en la división de su parrilla delantera y en un rediseño de su cuadro de instrumentos.

El Custom Cruiser se produjo en exclusiva con un acabado y una transmisión automática de 4 velocidades.

Un nuevo motor V8 con 5.0 litros de origen Chevrolet, se ocultaría bajo el capó de este Olds familiar para generar una potencia de 170 cv y un par máximo de 345 Nm. Con inyección electrónica monopunto, este, reemplazaba a un ya veterano V8 carburado de 140cv. Su potencia no era desorbitada, ni tampoco sus prestaciones, pero es innegable que a cualquiera le impactaría abrir el capo de un discreto familiar y toparse de golpe con un enorme V8 sellado por Chevrolet.

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El Buick Roadmaster Estate nacía para emular en su totalidad al Custom Cruiser de Oldsmobile, de manera que ambos disponían del curioso e inexplicable techo solar de cristal fijo, y del versátil portón trasero con apertura hacia abajo, lateralmente hacia la izquierda y con la luna trasera practicable de forma independiente. Cabe destacar que la capacidad de carga de este familiar era sumamente generosa.

Opcionalmente podía transformarse en un 8 plazas mediante un asiento de tres pasajeros en la parte delantera y una segunda fila de dos por detrás de las plazas traseras.

Con sus casi 5 metros y medio de largo y la posibilidad de abatir sus asientos traseros, el conjunto permitía una capacidad de carga que superaba los 900 litros. Unos 100 litros más que un Mercedes ML actual.

Apenas un año después de su evolución, el V8 volvería a sufrir una nueva actualización que le llevaría hasta 180 cv de potencia, a través de una cilindrada que ascendía a 5.7 litros. Pasó a incorporar un eficiente control de crucero, y en opción, dispondría de un remolque que le permitiría transportar 5.000 libras.

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A pesar de unas prestaciones muy discretas, considero a este modelo como un auténtico sleeper. Un discreto familiar que escondía un coloso bajo el capó, y que se destinaba a una minoría familiar que aún demandaba una amplia capacidad de carga y un buen número de plazas disponibles, sin necesidad de recurrir a las camionetas o a los monovolúmenes. Así se cerraba la historia del último familiar que lució paneles de madera en sus laterales. Una tendencia que por cierto, fue única en su segmento.

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