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La extinta familia coupé de Opel. Una estirpe legendaria para el recuerdo.

written by 12 Cilindros 15 agosto, 2017
La extinta familia coupé de Opel. Una estirpe legendaria para el recuerdo.

Por Héctor Shavershian.

Opel siempre fue un fiel devoto de las carrocerías coupé. Desde 1960, las diferentes generaciones de sus catálogos se surtieron de al menos un vehículo que luciese una estilizada carrocería coupé y por ello hoy queremos hacer un pequeño homenaje a una ilustre familia, que tras entrar en declive a comienzos del siglo XXI no pudo evitar su total extinción.

Hubo una época en la que Opel se caracterizaba por producir coupés que bien podrían competir con las berlinas de su época. Cuando General Motors se hizo con los derechos de la compañía alemana en 1929, sus productos venideros parecieron seguir la misma senda que la del género estadounidense de aquellos años. Robustas y elegantes carrocerías de estilo americano a escala. Hubo modelos con un semblante y un perfil general que de forma irrefutable desvelaban la influencia de General Motors. Así nacieron los Diplomat los Commodore e incluso el Opel GT presentado en 1965, el cual fue inequivocamente un equivalente europeo del Chevrolet Corvette. En los años 70, aquella inspiración norteamericana se disipó para concentrar sus líneas en el eventual mercado europeo. Comencemos nuestra ruta por Rüsselsheim.

– 1960 Rekord P2 Coupé.

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Aquel apelativo fue sin duda uno de los más explotados por Opel. Para abarcar toda su historia debemos remontarnos al Olympia Rekord de 1953, hasta que el ilustre Opel Omega le relevara en 1986. Durante la construcción del P1 de 1957, Opel ya había estudiado la posibilidad de producir una versión coupé, pero no se decidiría hasta la aparición del P2. Sin demasiadas modificaciones en cuanto a la berlina, sus rasgos más significativos se reducían a su parabrisas panorámico y un techo más bajo, algo más que suficiente para otorgarle el aire deportivo del que carecían los sedan.


– 1963 Kadett A Coupé.

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En 1957 Kar Stief, jefe de producción de Opel, recibía instrucciones muy específicas desde la sede de General Motors: Desarrollar el perfecto anti-Volkswagen. Así fue como apareció por primera vez el famoso Kadett, en cierto modo estimulado por un rival.

Su diseño más vanguardista y una mecánica más eficiente y fiable no fueron suficientes para mitigar la hegemonía del veterano Escarabajo. Incorporaba los famosos motores Opel OHV refrigerados por agua, pesaban solo 96 Kg y ofrecían potencias entre 39 y 53 cv.


– 1963 Rekord A Coupé.

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Más amplio, más evolucionado y con un aspecto mucho más estilizado. Era lo más semejante a sus primos los Corvair de Chevrolet, aunque estos alojaban su bloque en la parte posterior mientras que el alemán lo cobijaba en su extenso morro. Aquellos aires republicanos venían justificados por un diseño concebido en el país de las barras y estrellas. Su gama de motores por el contrario permaneció inalterada. Venían de una época en la que si algo funcionaba no era necesario cambiarlo.


– 1965 Kadett B Coupé.

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En este momento Opel tomaba la decisión de ampliar notablemente su gama. Hasta ocho carrocerías disponibles compartían un catálogo de 1965, compuesto por un tres volúmenes, un dos volúmenes denominado LS, una versión familiar y el Kadett que nos regala la vista en la imagen superior. Este estaba disponible en dos variantes, sin contar con el Rekord B y los Diplomat Coupé. Las mecánicas comenzaron a proliferar y los exiguos motores de 1 litro se limitaron a las versiones de acceso. Las cilindradas llegaban hasta los 1,9 litros y 106 cv de potencia. En opción, comenzó a ofrecerse una caja automática de tres velocidades.


– 1965 Diplomat Coupé.

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Uno de los pilares de la ilustre generación KAD de los de Rüsselsheim. Este acrónimo se construía mediante las iniciales de los modelos Kapitän, Admiral y Diplomat. Vehículos que durante la década de los 60 y 70 conformaron la gama insigne de Opel.

Aquel coupé de lujo fue fabricado por Karmann y se diferenciaba de todos sus compañeros de catálogo por disponer una única opción bajo el capó: un vigoroso V8 Smallblock de origen GM. Sus 5,4 litros y 230 cv le anunciaban como un modelo para gente con clase.


– 1967 Commodore A Coupé.

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Aunque ofrecía ligeras variaciones estéticas con respecto al Rekord A Coupé, eran prácticamente el mismo envoltorio. La gran diferencia se encontraba alojada en su vano motor. Ahora incorporaba un motor de 6 cilindros en línea en lugar del vestusto de cuatro, y sus potencias variaban desde los 2,2 litros de 95 cv hasta los 2,5 litros denominados GS y GS/E, este último con inyección Bosch D-Jetronic y una potencia que llegaba hasta los 150 cv.


– 1972 Commodore B Coupé.

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Otro de los “Rekord” con motor de 6 cilindros. El salto que supuso el cambió de década llevo al longevo 6 cilindros hasta los 2,8 litros y 160 cv de potencia. En aquella época, un BMW 3.0 CS ofrecía unas cotas muy similares, una arquitectura mecánica prácticamente equivalente y costaba casi el doble. Como fabricante alemán, Opel producía vehículos con un rendimiento excepcional pero sosteniendo los precios en mayor medida que sus compatriotas.


– 1978 Manta A.

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Su inspiración partía del Ascona A e incorporaba un motor de 4 cilindros el cual mandaba toda la potencia al tren trasero. La versión más prolifera montaba un 1,9 litros de 105 cv y además de la caja manual de cuatro relaciones, en opción se podía elegir una automática de tres. Durante esta generación la versión más prominente fue la denominada Black Magic; tenía un motor potenciado, una decoración acorde al estilo de la época y un equipamiento sin igual.


– 1973 Kadett C Coupé.

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Sin duda uno de los modelos más trascendentales de Opel. Hasta ocho marcas comercializaron el modelo a lo largo de todo el mundo, desde Buick en los Estados Unidos, Isuzu en Japón o Daewoo en Corea. Fue el último de los Kadett con propulsión trasera y durante esta generación Opel introdujo una nueva carrocería liftback en catálogo. Su horquilla de motores se comprendía entre 1 y 2 litros, el cambio manual pasaba a ofrecer cinco velocidades y se mantenía la caja automática de tres.


– 1975 Manta B/B2.

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El inimitable Manta que cautivó a toda una generación. Basado en el Ascona B, fue el Manta que gozó de la gama más amplia. Se ofrecía en carrocería de tres volúmenes y una segunda de dos denominada CC, que incorporaba portón trasero. Una clara sugestión para el Monza. Mantuvo su gama de motores de 4 cilindros y hubo una segunda serie denominada B2 que pasó a montar paragolpes de plástico en lugar de los metálicos. Fue los cimientos para Manta 400.


– 1978 Monza A1.

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Después de varios años, el Monza era el siguiente coupé de Opel que volvía al uso de los 6 cilindros. Este atractivo deportivo se basaba en el imperioso Senator A1 y supuso un gran salto tecnológico en cuanto a mecánica y bastidor. A pesar de gozar de un aspecto atlético y dinámico, su carácter no era el más radical de entre los 6 cilindros de aquel entonces. A comienzos de los 80 aparecía la serie A2, que mantenía la misma dinámica pero con grandes cambios visuales.


– 1989 Calibra.

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El Santo Grial de los coupés de Opel. Revolucionó la década de los 90 con un aspecto atemporal y un coeficiente aerodinámico que ningún otro vehículo de producción superaba. La nueva gama de motores de 4 cilindros destacó por un rendimiento fuera de lo común, sobretodo los 2,0 litros con culata Cosworth y 16 válvulas. También hubo una versión de 6 cilindros, pero en esta ocasión irían dispuestos en V. Su cuatro cilindros evolucionó hasta una versión turbo con tracción integral.


– 1994 Tigra A.

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Original e innovador. Este atractivo coupé de 2+2 con ADN de Corsa, no tenía nada que ver con lo antes visto en la gama de la marca del rayo. No fue concebido como un vehículo prestacional ni deportivo, su motor más prolifero era un 1,6 litros que proporcionaba un gran rendimiento pero que no superaba los 105 cv. Leía las curvas mejor que un Corsa, pero a pesar de ello iba penalizado por unas suspensiones demasiado blandas. En realidad era un juguete muy divertido.


– 2000 Astra G Bertone.

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Para muchos, (me incluyo en el colectivo) el último coupé de Opel. El ya extinto carrocero Bertone pareció estimular la resurreción del Calibra en sus líneas. Supuso el máximo estandarte de la gama Astra G y se incorporó a la gama una versión convertible. La anterior generación de motores gasolina de 4 cilindros permanecía latente bajo su capó, esta vez con una versión turbo que llegaría a rendir 200 cv de potencia. Supuso el fin de la estirpe de coupés de Opel, por eso sin duda se convertirá en una pieza codiciada.

 

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