Por Héctor Shavershian.
Ayer os presentaba el bestial Golf V8 origen de las conocidas intervenciones del preparador alemán Artz sobre modelos de producción en serie. Y cierto es que tras conocer su historia y su amplio catalogo de bestias engendradas, me quedé ensimismado cual crío vislumbrando el final de su serie favorita.
Ya metidos un poco en harina tras nuestra anterior cita, sabemos que Artz era un preparador al que le gustaban las rarezas, además de dejar entrever con cada una de ellas que le importaba un pimiento las opiniones ajenas. Se podría decir que hacía lo que le pasaba por la cabeza en cada momento sin ningún tipo de reparo y además sin esperar ningún reconocimiento por parte de la multitud. Quizás ese fuera el gran secreto de su éxito, hacer en cada momento lo que le pasara por la cabeza y disfrutar haciéndolo. Visto lo visto creo que no pudo ser de otra manera lo que originó la transformación de todo un mito de los Rallies en un vehículo familiar.
Primeramente tengo que declararme fan incondicional de esta creación ya que si me leéis a menudo ya sabréis que soy un gran friki de los shooting brake o carrocerías familiares. Se trataba de un mítico Audi Quattro que recibió una acertada metamorfosis que le permitió lucir como uno de los familiares más agresivos del momento.
La carrocería se alargó manteniendo intacto hasta su pilar B, mientras su zaga terminaba en un portón de vidrio curvado que lucía un ostentoso vinilo con el nombre del preparador. Para que no cupiese ninguna duda de quien era el autor de tal obra.
Aunque el concepto que transformó en un familiar al prodigioso campeón del Grupo B pudiera contrariarse con su condición natural de deportivo de competición, su mecánica se mantuvo firme a la esencia del modelo original, incorporando el 5 cilindros turboalimentado que ofrecía 200 cv de potencia. Y por supuesto, no hay ni que decir que todo el conjunto mecánico iba ligado a su famosa tracción integral.
Un modelo exótico ya de por sí, llevado a una posición que quizás en aquella época nadie se habría planteado ni por asomo, pero que para Artz era de lo más natural. Al parecer finalmente el tiempo le dio la razón ya que en nuestros días cada vez es más habitual el poder disfrutar de interesantes modelos shooting brake que ofrecen deportividad y funcionalidad a partes iguales sin necesidad de estar reñidas entre sí. De hecho, quizás el UR Quattro Kombi fuese un presagio de lo que a día de hoy nos ofrece la propia historia de Audi en relación a sus productos familiares de alto rendimiento.