Por Héctor Shavershian.
A pesar de su escaso tiempo en el mercado, pocas exposiciones se pueden aportar sobre el BMW M2 que no se hayan hecho ya. El joven deportivo bávaro lleva acaparando artículos y portadas desde su lanzamiento en Octubre de 2015, justo hace un año. Con motivo de su primer cumpleaños, la empresa alemana AC Schnitzer especializada en preparaciones de BMW, ha decidido hacerle un gran regalo al carismático deportivo teutón. No hace falta descollar la capacidad de la empresa para transportar los modelos más radicales de la marca hasta el límite, porque además, lo suele llevar a cabo sin sobrepasar las fronteras de la coherencia como en otros casos. Aunque parezca fácil, no debe ser una tarea cualquiera radicalizar un buque insignia mientras se mantiene la elegancia característica del modelo de producción.
A simple vista ya podemos apreciar el morro ‘alado’ a través de la incorporación de sus wings y nuevos splitters, dignos de todo un TCR. Como hacía referencia al comienzo de la cita, este tipo de detalles aportan ese extra de agresividad, pero sin sobrepasar la delgada línea de lo extravagante. Después de atravesar con la mirada su capó, los ojos se nos clavan en sus retrovisores, donde podemos apreciar otra de las diferencias con respecto al modelo de fabrica. Las carcasas de estos, son de carbono al igual que su discreta ‘pestaña’ que hace de spoiler en su parte trasera. Terminando por su zaga, un nuevo difusor trasero de mayor diámetro remata los discretos, pero importantes cambios estéticos.
Su firme chasis ya es conocido por proporcionar un gran confort y docilidad en situaciones radicales a partes iguales, incluso ahora que a través de un nuevo chute de software, el M2 llega hasta los 431 caballos de potencia. Si antes ya ofrecía un par considerable, ahora llega hasta los 580 Nm. Y por si hubiese cabida a algún contratiempo, también se han encargado de agenciarle una nueva suspensión a juego.
En estos momentos ya tenemos el corazón de 3.0 litros del pequeño M a la altura de su hermano mayor el M4. Ahora la cosa se pone más interesante, porque su carrocería ha reducido aún más su altura, hasta 30 milímetros en la parte delantera y 2,5 milímetros detrás. Es el momento donde podemos ver sus pasos de rueda casi fusionarse con los límites de sus nuevas llantas de aluminio de 20 pulgadas, obra en exclusiva por AC para el M2.
Al abrir la puerta, deseosos de conocer las modificaciones de su interior, podemos ver que el trabajo tampoco se ha descuidado. Dejando patente el sello en todos los detalles, la marca a incorporado pedales, alfombrillas, freno de mano y poniendo la guinda del pastel, unos asientos Recaro Pole Position. Arrancar el M2 es como volver a entrar a otra fiesta, porque además de su generosa dosis de potencia, una compañía como AC nunca descuida el sistema de escape, por lo que puedes hacerte una idea del sonido del juguetito en cuestión.
Todo encaja perfectamente en el conjunto y se ha elegido minuciosamente para formar una mezcla homogénea, pero.. ¿Cuanto cuesta el buen gusto de los de AC? Nada menos que 20.000 euros. Quizás demasiado para quien no pueda permitírselo, o quizás calderilla para quien disponga de un M2 de fábrica y no esté lo suficientemente satisfecho. Con tanta diversidad de opiniones nunca se sabe.