¿Sabías que..?

André Citroën fue un portento de la ingeniería, de esas personas que hacen historia. Años antes de graduarse, Citroën era un trotamundos que viajaba por todos los rincones del viejo continente en busca de nuevas aventuras. Su búsqueda personal se filtraba de tal manera que, aquellos viajes tenían como único destino visitar los talleres de toda Europa. Se trataba de una búsqueda de nuevas experiencias, que le permitieran almacenar más y más conocimientos sobre la materia para así terminar fundando su propia empresa. Fue durante uno de sus viajes a Polonia cuando fue iluminado por  la luz de los engranajes dobles con forma de chevrón invertido. Aquella visión le llevó a un exhaustivo estudio del sistema, sostenido principalmente por la creencia de que, la fabricación de aquel patrón en acero procuraría una transmisión de fuerzas más segura y mucho más silenciosa. A su regreso a La ville de la Lumière, el ingeniero galo patentó el diseño y allí mismo levantó su fábrica, siendo aquel desarrollo hoy en día, un patrón muy utilizado para la maquinaria pesada y conservándose la patente en el legado del ingeniero francés. En 1919, cuando la inquietud profesional de André le condujo a la fundación de una compañía destinada al diseño y la producción de automóviles, este decidió utilizar el símbolo del mecanismo que inspiró el prólogo de su carrera profesional, para así, caracterizar a unas producciones automovilísticas que cambiarían el mundo. Sus producciones.