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Peugeot 104 ZS. ¿Fue este el origen de los utilitarios con carácter?

written by 12 Cilindros 27 marzo, 2017
Peugeot 104 ZS. ¿Fue este el origen de los utilitarios con carácter?

Por Héctor Shavershian.

Muchos de los jóvenes de hoy en día que sentimos predilección por el mundo del automóvil, siempre hemos asociado a Peugeot con un gran éxito en la competición. Aunque parezca mentira, esta gloria que luce hoy día el fabricante francés no puede presumir de ser tan longeva como en otras compañías. Aún así, el nivel tecnológico de Peugeot creció exponencialmente en apenas unos años. Gracias a su experiencia en los rallyes, en el Dakar o en el famoso ascenso hacia las nubes, disfrutar de un coche divertido con generosas prestaciones a un precio indulgente con las humildes economías de los 80, era un sueño hecho realidad para todo joven de la época. Los grandiosos Peugeot 205 y 106, fueron el relevo generacional del prácticamente olvidado Peugeot 104.

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Todos conocemos, admiramos e incluso en ocasiones ambicionamos, alguno de los GTI salidos en algún momento de la historia de las oficinas de PSA. Una pieza como un AX GTI o un ya veterano 206 GTI, nos hacen disfrutar a raudales si sabemos conjuntarlos con las carreteras adecuadas. Ya no digamos si sus polivalentes mecánicas van sazonadas con ciertas ‘chuches’..

Personalmente, disfrutaría más con un Peugeot 206 RC en una carretera de montaña, que con uno de los actuales y potentes deportivos de cambio automático plagados de ayudas electrónicas.

Peugeot observaba desde la sombra mientras los Mini Cooper y los Abarth se cubrían de gloria tras el éxito que causaban entre la gente que demandaba diversión y prestaciones al volante. Por eso, en 1978 desde Francia, decidieron mover ficha con el lanzamiento del Peugeot 104 ZS. Se basaba en el pequeño utilitario que se había producido en el 72 para cubrir las necesidades más elementales del ciudadano, con la diferencia de que dicha versión ofrecía una potencia y prestaciones que impulsaban con mucha más elasticidad el liviano conjunto de 760 Kg.

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Sus diferencias no solo se encontraban en sus entrañas. Su volante de tres radios o los reposacabezas en los asientos, eran algunos de los rasgos distintivos de las siglas ZS. Lograba un 0 a 100 Km/h en 12,4 segundos, y debió de formar una buena atmósfera entre la gente de PSA ya que el producto ascendió vertiginosamente hacia otro nivel.

En 1979 hacía aparición una nueva hornada de 1.000 unidades, denominada como Peugeot 104 ZS 2. Por entonces la ley obligaba a los fabricantes a producir ciertas unidades para así obtener la autorización de la FIA e inscribir sus modelos en la competición. En este caso el Grupo 2. El 104 ZS 2 contaba con todos los ingredientes de carreras de la época. Estaba disponible para circular por la vía pública y para el disfrute de cualquier fanático con la adrenalina disparada. A simple vista, ya entraban por los ojos sus llantas Amil de 13 pulgadas, que además, iban abrazadas por unos pasos de rueda mucho más marcados mediante materiales plásticos. Su característico color gris antracita era atravesado por una longitudinal línea roja y en su portón trasero se encargaron de destacar las siglas ZS 2.

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Como buen coche destinado a la competición, su interior fue reducido a la instrumentación obligatoria, sorprendiendo incluso en la época por su austeridad. Para los más metódicos y entusiastas, el modelo tenía en opción la posibilidad de equipar relojes de temperatura y presión de aceite.

En su pequeño vano motor habitaba una evolución del 1.1 litros de 64 cv que equipaba el 104 ZS. Mediante un incremento en la carrera y el diámetro y el ajuste de dos carburador Solex de doble cuerpo, el pequeño Peugeot llegó nada menos que a un 1.3 litros que rendía 93 cv de potencia. Con sus 780 Kg de peso, esta vez lograría acelerar de 0 a 100 Km/h en 10,5 segundos, llegando a una velocidad punta de 176 Km/h. Cifras muy interesantes para la época, y más teniendo en cuenta el tipo de vehículo que representaba por entonces.

Sus prestaciones le otorgaron infinidad de arrumacos en los que llegaron a colgarle en numerosas pruebas de la época, la etiqueta de mejor deportivo francés. En nuestros días es prácticamente imposible encontrarnos con unidades de este calibre, pero al menos recordamos con gusto al que fue uno de los predecesores de sucesivos portentos, como el Peugeot 205 GTI.

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