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El prodigio sueco. Saab 900. 1978/1994.

written by 12 Cilindros 1 junio, 2017
El prodigio sueco. Saab 900. 1978/1994.

 

Si alguna vez hubo un elemento o causa que destacase a Saab, fue sin duda el Saab 900. El Saab. Partidarios de la sobrealimentación, y anteriormente ligados a la investigación y desarrollo de la aeronáutica, los de Estocolmo supieron diseñar en una época tan singular como difícil, un modelo que no solo por sus facultades y carácter constituyó un éxito para la historia automotriz, si no que hoy en día es considerado una joya entre los aficionados de los coches. Sobre todo para los más nostálgicos de la una marca tristemente extinguida.

 

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Durante los años 60, Bjorn Envall tuvo la misión de diseñar un compacto diferente al resto, que además, fuese perfectamente capaz de situarse en el segmento de lujo. Trabajando en una compañía rica en conocimientos aerodinámicos, era perfectamente capaz de diseñar unas estilizadas líneas de gran penetración, que sumado a una importante experiencia en el apartado de la sobrealimentación, a través del desarrollo de propulsores de camiones (Scania) y aviones, los resultados no podían ser más positivos.

 


Con un acentuado carácter deportivo y un lujoso conjunto perfectamente rematado, el Saab 900 Turbo pasó a competir directamente con los Porsche de la época.


 

Irónicamente, a pesar de su desafortunado desenlace, Saab siempre dispuso de la innovación, la tecnología y los conocimientos necesarios para posicionarse en el mercado como una de las marcas más eficientes. Desde el lanzamiento de su 92 en 1950, los suecos fueron punteros en implantar evolucionados conceptos tecnológicos, que englobaban tanto la seguridad como el rendimiento de cada uno de sus nuevos productos. El Saab 900 Turbo fue quizás el fruto de todo el carácter que impulsaba a la marca.

 

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Basando su chasis y sus líneas en su antecesor, el 99 de 1967, a finales de los años 70 hacía su gloriosa aparición el 900. Muchos dicen incluso, que el 900 no era más que un facelift del famoso Saab 99 diseñado por Sixteen Sason, ya que aquel modelo supuso un enorme salto general para la marca. Un salto que ascendía a un fabricante de coches humildes y generalistas, a productor de vehículos de lujo con carácter deportivo.

Disponible hasta con cinco carrocerías diferentes, el Saab 900 llegó incluso a ofrecerse en exclusiva con una carrocería station wagon denominada Safari, de la cual solo se fabricaron dos unidades. El resto de la gama se componía de la habitual carrocería de tres puertas, la hachback de cinco, una versión sedán sin portón practicable y una carrocería cabriolet que supone el sueño húmedo de todo amante de los Saab y de los coches clásicos.

 


El 2.0 litros turbo del 900 fue tratado para un uso más equitativo que radical. Aún así, era un coche que mostraba un nervio explosivo.


 

A pesar de que por entonces Saab era un pequeño fabricante que procedía de una ciudad con apenas 50.000 habitantes, y con una ajustada economía que solo le facilitaba una exigua lista de ofertas que se reducía al 900 y al 9000, pudo hablar de tú a tú con la élite alemana de su época.

 

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Aunque Saab no ofrecía una amplia gama de modelos, si que lo hacía con las carrocerías y las opciones mecánicas de sus opciones de catálogo. Su gama de motores se centraba únicamente en los bloques de 4 cilindros en línea y 2.0 litros, diseñados por la empresa británica de ingeniería Ricardo y fabricados por Triumph. Saab tuvo que equilibrar con cierta perspicacia su falta de recursos económicos, por lo que las opciones de su 4 cilindros se extendieron desde versiones carburadas, hasta las dotadas con inyección electrónica Bosch K-Jetronic para los turbo de 16 válvulas y Bosch LH 2.2 y 2.4 para los 8 válvulas. Sabían aprovechar tan bien sus recursos que este motor llegó a ofrecerse con aspiración natural, turbo de baja presión y turbo de alta presión.

 


Saab mantuvo con vida al 900 hasta 1993 a través de una vasta lista de mecanicas, año donde sería relevado por el 900 NG (New Generation) con la plataforma GM2900 de General Motors, compartida entre otros con el Opel Vectra.


 

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Es muy fácil que a un amante de los coches como yo se nos llene la boca hablando de Saab, y es que este fabricante hizo gala de una astucia y competitividad con escasos recursos, dignos de admiración. En aquella época la seguridad de los vehículos no era ni por asomo un capítulo competentemente desarrollado, ni siquiera creo que fuese algo en lo que se invertiese el tiempo necesario para su evolución. Saab era una marca que dedicó bastante tiempo al estudio de la seguridad pasiva, quizás siguiendo el ejemplo de sus compatriotas de Volvo. La practicidad del 900 es otro de sus puntos fuertes, ya que siendo un compacto, disponía de unas cotas muy generosas que iban acompañadas de un gran maletero que se ofrecía mucho más grande de lo que parecía desde fuera. La comodidad también brillaba en los Saab, donde ni por asomo se conformaban con los tediosos asientos duros de la época con los que las marcas buscaban desesperadamente reducir los costes finales. Los asientos de Saab se desarrollaban junto con traumatólogos para el perfecto servicio del cliente. Sus mecánicas hacían alarde de una robustez y fiabilidad encomiables, y sus carrocerías sufrían metódicos tratamientos contra el óxido. Más teniendo en cuenta su país de procedencia. Prestacionalmente hablando, los Saab iban sobrados, no quizás en la actualidad, donde los compactos van por los 300cv, pero sí en una época en la que un enorme V8 con 4.0 litros de Mercedes, solamente lograba declarar 155cv. Los motores catalizados comenzaban a adelgazar y mientras, aquellos Saab apenas debían ser tratados para superar las normas anticontaminación norteamericanas.

 

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Si bien sus versiones atmosféricas no despuntaban precisamente por ser muy enérgicas, al acoplar un turbocompresor e intercooler en su interior, el conjunto se transformaba por completo. Las versiones de 8 válvulas declaraban 145 cv, una potencia muy interesante en un lejano 1978. Ya en 1984, al introducir las nuevas culatas con 4 válvulas por cilindro, la potencia logró ascender hasta los 175cv, pudiendo incrementar en opción hasta 185cv mediante una nueva centralita. 

 


Hubo un tiempo en que los BMW y Mercedes equivalentes no pudieron hacer sombra al Saab 900 Turbo.


 

Saab fue una marca que se gano grano a grano a una clientela, que tras conducir uno de sus coches, repetía. Una marca con un producto más exclusivo y con las mismas capacidades, o más, que por ejemplo un BMW e30 o un Mercedes 190 de la época. De esta manera, los suecos, a pesar de tener un capital muy limitado, consiguieron su plaza en el panteón de los más ilustres. Así nos lo dejó ver el mercado norteamericano e inglés a través del estatus de sus clientes potenciales.

Una escasa lista de opciones castigó durante mucho tiempo el crecimiento de esta carismática compañía, hasta que finalmente la mala gestión de GM terminó por enterrar a una de las mejores marcas de los años 80.

 

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