La leyenda Ayrton Senna probablemente sigue siendo hoy en día el piloto más laureado de la historia de la Fórmula 1. Bandera brasileña, casco amarillo y lima, John Player Special, McLaren.. Todos estos distintivos personales nos evocan fugazmente el recuerdo del gran astro brasileño. Sin embargo, este maestro especialista, no siempre estuvo ligado a los mandos de los exóticos monoplazas que protagonizaron las más gloriosas décadas de la competición. Apenas un palmo temporal desde su debut en un F1, allá por 1983, Magic Senna quiso comprobar las capacidades de unos vehículos de carreras que, poco o nada tenían que ver con los de su categoría. Un mítico viaje a Gales, le permitiría ponerse al volante de unos cuantos coches de rally. Vehículos de rally construidos bajo diferentes niveles, estarían dispuestos para el ingenio del piloto durante una sesión que quedó marcada a fuego en el recuerdo del motorsport.
Corría el año 1986, temporada en la que entonces el apodado O rei estaba en el equipo John Player Special Lotus, y como bien es sabido, venía dándole al mundo una lección incesante de sus dotes al volante. Durante el mes de noviembre de aquel año, a la dirección de la revista británica “Cars & Car Conversion“, se le ocurrió la genialidad de mandar una invitación al astro brasileño para que éste se pusiera a los mandos de algunos de los más punteros instrumentos de rally de la época. Entre los vehículos convocados para el acontecimiento se encontraban un Vauxhall Nova, un MG Metro 6R4 Grupo B, un Ford Sierra RS Cosworth, un Golf GTi MKII Grupo A y un Ford Escort equipado con un motor de 3.4 litros y tracción integral.
Senna fue tajante durante la cena de aquel día:
“No se nada sobre rallys“
El primer test lo protagonizó un mítico: El Ford Sierra RS Cosworth Grupo A. Phil Collins de Brooklyn Motorsport, había cedido su propia unidad para el cometido, aunque primariamente le pareció oportuno poner a Senna en el asiento del copiloto para mostrarle la naturaleza de un auténtico coche de rallys. Collis apretó a fondo, derrapó, tiro de freno de mano e incluso logró que el mismísimo Senna se agitara en su baquet. Al bajar del coche, Ayrton se despoja de su casco y afirma: “Demasiado rápido para mí. ¡Está loco!”
Llegado el momento de la verdad, se pudo ver al clásico Senna enfundado en su mono bordado por JPS y su casco Bell, caracterizado perpetuamente por el vívido dúo de colores. Parecía el Senna de cualquier Gran Premio de F1, pero tanto el escenario como la montura eran muy distintos. Una vez en la cabina del Ford Sierra Cosworth, abrochados los arneses, Senna tantea la palanca de cambios con su mano izquierda y provoca que el motor YB vuelva a cobrar vida. El violento Cosworth reacciona con contundencia y persuasión, derrapando y provocando una lluvia de graba sobre la zona boscosa de la especial de 2,4 kilómetros en la montaña de Gales. Dando un buen uso del pedal derecho, el turbo se hace notar y las rocas castigan la suspensión del Sierra mientras el volante se revuelve entre las manos del portento brasileño. ¡¡J**er!! ¡¡Senna es un piloto de rally!!
El propio Collins tuvo que disfrutar, o bien sufrir, cada uno de los momentos allí vividos esa tarde de noviembre. Tras el Sierra llegó el turno del Vauxhall Nova, más conocido en España como el clásico Opel Corsa de primera generación. Se trataba de una unidad de Harry Hockly, con un motor de 1.3 litros, tracción delantera y un diferencial de desplazamiento limitado. Sin duda era un vehículo más comedido con el que Senna no tuvo complejos ni mayores sorpresas. Posteriormente se hizo cargo del Golf GTI perteneciente a Callum Guy. Este coche era un auténtico Grupo A, definido nada menos que por David Sutton Motorsport. Un coche en el que habían intervenido algunos de los mecánicos más exigentes del equipo. Es durante estas dos pruebas cuando Senna comienza a familiarizarse realmente con la conducción de los rallys, comenzando a mantener la constancia del régimen del motor, combinado así unas trazadas cada vez más firmes sobre la grava.
El sobresalto llegó cuando el equipo metió al campeón en el asiento del copiloto del Escort 4WD. Allan Edwards iba a hacer de cicerone como piloto, mientras que Phil Price, diseñador del minucioso sistema de tracción integral de aquel Escort, también se hallaba presente al tanto de los acontecimientos. Este coche estaba armado con un motor V6 Cosworth GA de 3.4 litros que, casualmente, estaba configurado con unas suspensiones de asfalto. A Price se le ocurre intentar amedrentar al brasileño a través de los modestos detalles de la maquinaria que tenía entre manos, desvelándole antes de que se dispusiera a arrancar, que el coche escondía un secreto de 460 cv. “¿Cuatrocientos sesenta?” Preguntaba perplejo Senna.
El paseo sobre el robusto V6 al compás de los graznidos que inundaban las laderas, supuso todo un espectáculo para el piloto de F1. “Es muy potente, pasa más tiempo en el aire que en el suelo” Relataba con sorpresa. “Un piloto de F1 sabe lo que tiene que hacer en cada momento. Los pilotos de rally se ven obligados a improvisar todo el tiempo” Confesaba.
Allan Edwars: “Me sorprendió la rapidez con la que se adapta a la conducción de los rally. En cuestión de días podría ser un piloto de la categoría nacional.“
El paseo en el Grupo B según Ayrton Senna se tornó algo más tranquilo que el del Escort. “Al principio sobre todo, era más suave. Tuvimos que ir hacia la mitad de un tramo para que éste desvelara todo su potencial” Hay que tener en cuenta que el MG Metro 6R4 era una extrañeza dentro de su categoría, si bien era el único de los icónicos Grupo B equipados con mecánica atmosférica, además de que se alimentaba con combustible tradicional en lugar de alto octanaje. Además, el chasis allí presente era un Clubman estándar con especificaciones de 250 cv. En resumidas cuentas, la prueba del Escort realizada previamente a la del Metro, anestesió las propias prestaciones del Grupo B. “La dirección del Escort era más precisa y el conjunto más rígido. El MG es un coche más complejo”
Tras la prueba del Metro, Ayrton se desprende del caso, y pensativo, observa las palmas de sus manos, ahora custodiadas por una hilera de ampollas. “¿Por qué no trajiste tus guantes de conducir?” – “Porque pensé que sería como conducir coches de carretera..” El piloto ladeó la cabeza pensativo. “En un coche de Fórmula 1 sabes exactamente lo que tienes que hacer y la trazada siempre es la misma. Lo haces unas cien veces al día. Conoces cara resalto, cara irregularidad y te adaptas a ella. En los rallys tienes que tener mucha más atención, estar preparado para cualquier improvisto y saber improvisar en cuestión de segundos. Es mucho más natural” La parte álgida de la entrevista llegó cuando a Senna le llegó una de las preguntas clave: ¿Podrías comparar una vuelta perfecta en un Fórmula 1 con una etapa perfecta de rally? – Es difícil porque creo que aquí, en el rally, hay mucha más emoción. Es mucho más emocionante aquí que en un coche de F1, porque aunque no tanta velocidad máxima, tienes una tremenda aceleración y unos cambios mucho más radicales. La emoción es mucho más instantánea, más de improvisto. En un Fórmula 1 vas a fondo y al llagar la curva reduces. En este caso, aceleras, reduces, vuelves a acelerar, reduces, reduces más y gas a fondo. Es un enfoque muy diferente.
¿Le gustaría probar en los rallys cuando se retire de la Fórmula 1? – No lo creo, ya que es en el proceso de aprendizaje donde se corren los mayores riesgos.
Fuente: ayrtonsenna.com.