Sin estar enteramente definidas las causas de su abandono oficial en los rallyes, Audi se alejó de golpe y porrazo de las polvorientas y empedradas pistas para cocinar y aplicar su perseverante tecnología sobre los circuitos cerrados. Campañas pretéritas como las Trans-Am Series de 1988 y la ubérrima IMSA GT de 1989 ratificaron la polivalencia de la ingeniería de Ingolstadt y de su estimada tracción quattro. Todo ello derivó en el prodigioso Audi V8 DTM que databa de 1990, un estreno de década aplastante en la máxima categoría de la competición de aquel entonces. El mundo de la competición estimaba los cuatro círculos, y las portadas de los diarios de competición así como las paredes de los jóvenes, eran decoradas con los monstruos de Ingolstadt.
En la IMSA, el Audi 90 había cuajado la actuación perfecta, motivo por el cual al iniciarse cierto éxito en el campeonato sudafricano de turismos, los alemanes vieron un nuevo destino de conquista. De hecho, ya habían enviado 200 unidades a competir en el Wesbank Modified, un movimiento de efímera euforia al no estar disponible el Audi 90 en el mercado sudafricano, lo que revocó así la inscripción del modelo en el campeonato nacional. ¿La solución? Desechar una ya obsoleta caja 200 y acoger al reciente 100 S4, modelo que sí estaba disponible a la venta en el continente alojado entre el Atlántico y el Índico.
El 5 cilindros en línea de Audi ha sido una pieza fundamental dentro de la compañía desde tiempos remotos. Incluso en la actualidad, dicha estructura goza de las mejores posiciones dentro de la gama S/RS.
El Matter Team y Jörg Obermoser estuvieron a la cabeza de todos los estimulantes del S4 GTO, donde por supuesto, la intención era trasplantar gran parte del tren de rodaje de las unidades IMSA. Una vez realizadas todas las gestiones de performance, los misiles de 5 cinlindros tierra-tierra fueron remitidos a Sudáfrica, donde Audi Sport había ya obsequiado a estas tierras con una de sus unidades 90 IMSA, para que fuese este tomado como un patrón tecnológico.
Audi, junto al departamento Motorsport de Volkswagen Sudáfrica, terminaron de ensamblar el resto de unidades S4 GTO, de acuerdo con los planos establecidos por el consorcio Matter/Obermoser. Así en el ocaso de 1992 uno de estos ejemplares ya estaba compuesto para las parrillas, mientras que para la cita de Kyalami, ronda final, el equipo ya contaba con dos unidades dispuestas.
En sus entrañas, cobijando al 5 cilindros, el chasis fue seccionado en tres partes, de las cuales, la parte frontal y trasera se sustituyeron por un escenario tubular que además, concebía una mejor estructura de posibilidades a su sistema de suspensión. A estas secciones delantera y trasera rediseñadas, se unificó una jaula antivuelco que colaboraba excelsamente con la rigidez estructural del misil teutón.
El impulso lo dio, como venía siendo habitual, el complejo 5 cilindros de 20 válvulas. Este prodigio ya se había consumado en los 90 de la IMSA, en incluso en los espinosos escenarios de los Grupo B, tarea cuanto menos ardua. Cubicando menos de 2.2 litros y dotado de un turbocompresor sobredimensionado, tanto la potencia como el par motor se fijaron en una única cifra: 720 cv/NM. Anexo a una caja de cambios de 6 relaciones, y por supuesto al Santo Grial de las tracciones, el campeonato Sudafricano prometía más que nunca.
Ya el tamaño de las ruedas delanteras era tal, que el modelo requirió el uso de la dirección asistida para facilitar su pilotaje.
Con una estructura y una mecánica de ensueño, el modelo tuvo la suerte de superar el afanoso test aerodinámico. La zaga más concretamente, fue enfatizada por un spoiler que parecía superar todos los límites. Todo lo contrario, si bien aquellas descollantes desproporciones se acogían al reglamento. Ya con toda la estructura y sus anexos perfectamente cuajados, solo quedaba vestir al misil con los colores más adecuados, siendo durante su estreno en exclusiva, el clásico rojo y plateado que venía considerando Audi, mientras que durante el segundo evento el equipo contrajo patrocinio con Rothmans y pasó a vestir de blanco y azul.
El mítico Hans-Joachim Stuck trasporto al S4 hacia la victoria durante dos de las carreras en su debut. Y es que Stuck y Audi.. ¡Qué gran dúo! Terry Moss y Chris Aberdein se sentaron en las cabinas durante 1993 para subyugar al resto de la parrilla. De forma aplastante Audi se había hecho con el título de fabricantes, mientras que Moss conseguía el de pilotos muy seguido de cerca por Aberdein. 1994 llegó con algunos cambios, como un Déjà vu, el reglamento fue modificado en consecuencia del rendimiento de la maquinaria alemana, con las posteriores consecuencias que dejaron al equipo en segundo lugar. ¿Os suena de algo? La BTCC 1998, la Trans-Am 1988.. ¡Lo que es el querer y no poder!