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Así era el célebre Plymouth Road Runner de Richard Petty. 1971

written by Héctor Jáñez 21 febrero, 2020
Así era el célebre Plymouth Road Runner de Richard Petty. 1971

La bestia que encabeza estas líneas no solo figura en la NASCAR como un manantial histórico, si no que supone un antes y un después que profesa como institución única en el deporte del motor estadounidense. Aliada con The King Petty, se proclamaron campeones absolutos del Gran National de 1971 cerrando un ciclo, tras ser el último coche de stock que conquistaba un NASCAR con una carrocería y una mecánica basadas explícitamente en un vehículo de producción. Fue el último monarca de los idílicos Stock Cars. Aquel fue un año duro, el campeonato se alargó hasta disputarse 48 carreras de las que Richard Petty y su CorreCaminos salieron victoriosos en 21 de ellas nada menos. Supuso un triunfo aplastante en el que Petty aglutinó 4.435 puntos, mientras que simultáneamente llevó a cabo la conquista de su tercer Daytona 500

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Hablamos de un Plymouth de carreras con tal renombre que fue invitado a la mismísima Casa Blanca, entonces custodiada por el presidente Nixon. El coche, un Road Runner como cualquiera de los ensamblados en la planta de Lynch Road, Detroit, se entregó a Petty en color blanco para su posterior azulamiento. Lo que nunca imaginaría el campeón de Carolina del Norte es que aquel “sencillo” vehículo de stock, fomentaría tal impulso a su estatus que le convertiría en primer piloto de NASCAR cuyos beneficios superaban el millón de dólares.


A partir de 1972 se dice que comienza la era del NASCAR moderno. Los coches empezaron a construirse sobre chasis tubulares revestidos con carrocerías de stock cars.


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La Casa Blanca 1971: El presidente Richard Nixon observa el nuevo Plymouth Road Runner que está junto a Richard Petty.

No menos importante que sus logros eran sus propiedades, y es aquí donde nos asalta la pregunta del millón; ¿qué se ocultaba bajo el kilométrico capó de aquel musculoso? Es una obviedad más que cotejada que se trataba de todo un V8, pero para más profundizar, aquel Hemi 426 sin modificaciones, era capaz de arrojar 425 cv de potencia y un brutal par de 490 NM a tan solo 4.000 vueltas. Estas cifras ya eran más que notables en un remoto 1971, pero si hablamos de la unidad puesta en pista posiblemente la potencia se ampliara ciertos márgenes. Petty gestionaba el poderoso Hemi mediante una palanca de cambios Hurst enlazada a una transmisión manual A833 de cuatro relaciones, cabe decir que bastante largas. La alimentación corría cargo de un único carburador de cuatro cuerpos, mientras que el sistema de admisión fue proyectado en exclusiva por el propio Petty.

El singular azul que reviste al coche, de la misma manera que ha revestido prácticamente a todas las monturas del piloto, se denomina oficialmente como Petty Blue. Mopar intervino en la actualización de algunas de las piezas del tren trasero, la suspensión delantera se adornaba con una barra de torsión y brazos reforzados más amortiguadores dobles, y la parte trasera cómo no, incluía el veterano sistema de ballesta. Un interior espartano y sin ningún tipo de concesiones, a excepción de la jaula antivuelco, concluía la definición personal del señor Petty. Ingredientes más que suficientes para coronarse como una de las mayores, si no la más, leyenda de la NASCAR.

 

 

Fuente fotográfica: Mecum.

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